lunes, julio 09, 2007

LA PREGUNTA


Nuevo encuentro y esta vez porque me apetecía… porque hacía mucho tiempo que no sabía de ellos, de los prometidos, y ya tocaba dar vida a este blog.

Hablé con ella hace un par de fines de semanas pero finalmente no pudimos vernos; sabía que estaba sola hasta las 20:00h, pero casi mejor quedar solo con ella.

A las 17:00h le mandé un mensaje y a las 18:30 estaba con su amiga y amiga esperándola en otro bar cualquiera. Llegó sonriente, aunque se la notaba cansada, con una bolsa en la mano y dos sobres que asomaban en su bolso. Dos besos, sonrisas sinceras y esos sobres sobre la mesa… para mí, algo que sé pero que no debo haber entendido tan bien como pensaba… Las invitaciones de su boda…

Un par de consumiciones después y medio paquete de tabaco suyo y mío tras una conversación de todos y cada uno de los problemas que deriva una boda, llamó el prometido, nos esperaba en ese otro bar cualquiera, que ya es de siempre.

Llegamos antes que él, y nos sorprendió hablando de cómo iba a proponerle la separación de bienes… “por si acaso, ya se sabe”, estaba diciendo ella. Creo que él no se enteró.

Hacía calor y él siempre estaba blanquito por eso siempre me llamaba la atención su color de pelo, medio rojizo- medio rubio, y sus ojos, tan azules y él tan blanco…Pero esta vez estaba moreno, sólo un poco, pero lo justo para que a pesar de no estar tan guapo como antes, estuviera más interesante que nunca.

Le saludé con la invitación de su boda en las manos y él esquivo mi mirada, le hablé y me contestó sin mirarme… dijo que tenía que hacer algo y volvió a dejarnos solas.

Mi amiga y su amiga también tenía que hacer algo, así que por primera vez desde hace ya nueve meses, la prometida y yo nos quedamos solas y después de más de dos y de tres consumiciones y no precisamente sin alcohol, llegó la pregunta para la que yo justo ese día no tenía nada preparado, la pregunta que tanto llevaba esperando y que ya casi había olvidado.

¿tuviste algo con xxxxxx?

Me lo preguntó justo cuando estaba bebiendo, y yo seguí bebiendo… hubiera querido ahogarme en ese tubo de vaso como un mosquito enano…

Y no hubo respuesta, llegó él y la conversación siguió por otro lado… ya no me preguntaron si iría a la boda o no acompañada, en el sobre de la invitación sólo pone mi nombre, ya no hubo más juegos de miradas… sólo una tensión que cortaba el aire, pero la prometida me sonreía y no parecía guardarme rencor, en cambio él estaba raro…

Ella le pidió un beso y él se lo dio en la mejilla, ella se quejó porque lo quería en la boca y él la apartó con cuidado.

Poco después nos fuimos, me llevaron donde estaba mi amiga, hablamos pero de nada interesante, aproveché un semáforo para bajar del coche, no quería despedirme, un adiós un tanto repentino y un nos vemos pronto fue lo único que dije antes de cerrar la puerta de su coche y de empezar a caminar pensando que quizá el beso que él no quiso darle a ella en la boca, se lo negué yo a él muchas veces hace ya mucho tiempo…

Esta vez el encuentro me deja un tanto tocada… y sin saber muy bien qué es lo que debo hacer ahora, y no dejo de pensarlo mientras miro la invitación que ellos mismo han doblado…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tampoco sabría que hacer.
¿Eres la nueva Danielle Steel?
Un beso.
PD: Pese a no ser novio, seré padre ;)

Kandy dijo...

Y además de una niña y un niño... lo que no sé cómo vamos a hacer es que tengas los ojos claros...

Un beso

Eva B. dijo...

Me intriga, se me retuercen las tripas como las ostras cuando les echas el limón (un día soñé algo parecido y desde entonces todo lo que se retuerce se parece a ellas)...
Siento que haya tanta tensión

te mando recuerdos y muchos besos
aída