lunes, febrero 26, 2007


Hace tres o cuatro años el día de hoy parecía estar tan lejos… Tenía la sensación de que faltaban mil años para que llegara, pensaba que iban a pasar tantas cosas en todo este tiempo que lo que prometí tenía una importancia limitada, más soñada que real… pero ya ha llegado el día.

Una típica promesa, que conozco a más de uno que la hizo, pero ninguno que la cumpliera. La mía, la nuestra, fue en un momento desesperado, en un abrazo de amistad, en una salida cercana, en un sueño pactado que podría haberse hecho realidad.

Por aquel tiempo, en aquellos días en los que hicimos la promesa, yo estaba enamorada hasta la médula, más enferma que ciega, y más muerta que viva (aunque aún no lo sabía)… el caso es que un amigo, el mejor en todo este tiempo estaba a mi lado, para decirme todo lo que no quería escuchar, para hacerme ver aquello que me era imposible ver y para decirme que pasara lo que pasara siempre iba a estar a mi lado. Y fue así, en medio de una conversación de amigos cuando prometimos que si llegado este día ambos estábamos solos, intentaríamos estar juntos… una promesa pactada que en muchos momentos durante todo este tiempo fue deseada.

Y por fin llegó el día, y ahora es cuando recuerdo todas las veces que él intentó adelantar la promesa, ahora pienso qué hubiera pasado, y me pregunto si otra vez dejé pasar ese tren… esta vez el tren de una felicidad pactada, pero que quizá ya sea lo máximo que pueda conseguir… que no es ni mucho menos poco, y hubiera sido incluso demasiado para muchos.

Sólo espero que él sea feliz ahora, que consiga junto a ella lo que yo no le di… Ni pensar lo lejos que parecía estar este día… tantas veces que hablamos de la promesa… y ahora lo triste que resulta verla desaparecer.

Y no valen nuevas cláusulas, porque esta vez le saldrá bien.

viernes, febrero 23, 2007

COSAS DE NIÑOS


Salí de mi casa intentando creerme todo aquello que había dejado de sentir que era, (importante, inteligente, vistosa más que guapa y segura de mí misma); intenté andar con paso altivo y cimentado, quería comprobar que la sensación que ya llevaba tiempo persiguiéndome, no era más que eso, una sensación exclusivamente mía.
Cena de cinco, conversación general, primero sobre uno, luego sobre el otro y después sobre mí… ni un comentario acerca de las cosas que verdaderamente me importan (ni trabajo, ni estudios, ni premios), demasiado aburrido; mucho mejor gracietas (a las que estúpida de mí, yo doy pie). Mi silencio hace que tras darse cuenta, un poco, se corte el tema y sin más el comienzo de dos conversaciones cruzadas de las cuales no soy parte, pero ni siquiera importa cuando estoy en medio de cuatro personas que no se han dado cuenta. Un plato y varias cucharas encima de la mesa parecen escucharme, pero aunque les hablara, tampoco podrían contestarme… Es la misma situación de la de los sueños, gritando en medio de una plaza llena de gente, en la que nadie se da cuenta, ni siquiera aquellos que me rozan al pasar se inmutan ante mis gritos… el silencio en medio de la gente, pasar desapercibido en medio de desconocidos o simplemente ser invisible entre los que creen que más te conocen.

Después preguntas: “¿qué te pasa?”, “¿te has sentido mal entre nosotros cuatro?”… para mí sí, me he sentido mal entre vosotros cuatros, pero hay tantas cosas que explicar además de eso, y tan pocas ganas de hacerlo, que me parece absurdo… además el problema es mío, no suyo. Otra vez más juraré no volver a sentirme así, para volver a una situación similar… Aunque esta vez dudo mucho que vaya a volver a ocurrir…

lunes, febrero 19, 2007

UNA NOCHE MÁS


Creo que lo superé. El viernes por la noche tuve un nuevo encuentro con los prometidos. Fue en otro bar cualquiera y tuvo más tintes de “Diario de Patricia” que de “La boda de mi mejor amigo”… Comprobé que la prometida confiaba en nosotras, en mi amiga y su amiga, noté sin ni siquiera propiciarlo un ambiente relajado entre cuatro amigos (los prometidos, mi amiga y su amiga y yo), y resultó que me cae bien, que me importa un poquito su vida y que me alegro de que su vida- historia diario de Patricia tenga un final feliz.
Intento recordar la noche y no tengo la sensación de haber buscado su mirada, ni de que él retara la mía… simplemente estábamos allí, la prometida (ya como de costumbre) hablaba mucho, y él, que estaba entre ella y yo, estaba contento, creo que tenía la misma sensación que yo.
Sólo hubo un momento, un gran instante… y no fue ningún tipo de comentario sobre la boda (que haberlos los hubo, y muy mucho), el comentario hablaba de sus futuros hijos, sus nombres… y ella dijo segura y sonriente: “si es niña se llamará Sandra”. Tres pares de miradas confusas que no sabíamos muy bien qué decir, y una aclaración:”mi hermana también se llama Sandra”. Él no dijo nada y yo sonreí, está claro que cada cosa pasa por algo y que me alegro un montón de que todo esto haya pasado. Me siento libre, me siento bien, me siento contenta y el día de su boda allí estaré.

miércoles, febrero 14, 2007

FELIZ DÍA DE SAN PUTAMIERDA

Creo que con el dibujo made by Pachi es suficiente y ya es muy tarde... otro día.

sábado, febrero 10, 2007

TÚ Y YO


Ya debería saber cómo funcionan las cosas, después de veintidós añitos, que no son muchos pero tampoco pocos, ha habido ratos para todo… y sí, y los que vendrán; pero de momento llevo en la mochila los que llevo.

Ya debería saber que cuando yo quiero, tú no quieres. Que cuando te ignoro, me buscas. Y cuando te necesito, ya no estás. Cuando llego pronto, tú llegas tarde. Y cuando yo llego tarde, tú estás puntual.

Ya debería tener asumido, que cuando necesito verte, no puedes venir; igual que cuando tú quieres verme, yo no puedo estar. Siempre me dices que no te entiendo, y nunca te preguntas si tú me entiendes a mí.

Así transcurre el tiempo, unas veces ese tú fue alguien y otras otro, a veces ella y otras otros tú. Supongo que para ti, también fui yo ese tú… para ti o para otros, para ellas y para otros tú.

jueves, febrero 08, 2007

LA SUERTE DEL CAGAFLORES


Aunque lo que vaya a escribir resulte escatológico, es totalmente cierto: “unos cagan flores y otros comen mierda”. Así es la vida, tan cruda como real, puedes levantarte un día creyéndote la reina del mundo y al día siguiente puedes sentirte el último mojón del planeta.

Y sí, ni la suerte ni la congratulación de todos los planetas, ni la fuerza, ni la positividad, ni el optimismo me acompañan… será como dice Pachi culpa del “7”, será que tras año bueno-año regular, o seré yo que no levanto cabeza ni doy pie con bola, pero desde luego podéis comprobar que la frase que abre el post, es ciertamente comprobable.
- Comamos flores -

domingo, febrero 04, 2007

LA NOCHE DE “NO” SE QUEDÓ EN NUNCA

Por errores, fallos y “lerdeces” varias del ordenador y de mí misma, perdí la suculenta reflexión hecha en caliente que escribí hace unas cuentas noches… Pero debía terminar con la noche del “no”, antes de que ella decidiera acabar conmigo.

En aquella reflexión incidía en lo mucho que me joden varias cosas:

Me jode que me regalen flores y que al final sean de plástico; me jode que me inviten a jugar y me dejen ganar; me jode arriesgarme para al final tener que recular; me jode quien parece arriesgar y al final anda como los cangrejos; y sobre todo me jode jugar y que me expulsen por no conocer las reglas…

Ésas, entre otras muchas cosas, me joden bastante. Pero todo esto venía a cuento de que la noche del “no” se quedó a la espera de la del “sí”… había intención compartida, ganas impresas y pasión extrovertida; que al final desembocaron en: conversación absurda y vespertina, intuición negativa, pregunta inoportuna y contestación viperina.

“Se llama María”

Después de tal respuesta, a una pregunta que no la deseaba, llegó el silencio… porque el problema es LA ACTITUD; y a nombre de mujer, entre hombre y yo, huída digna y fría. Pero esta vez no estaba sola, y una buena amiga me instruyó en la actitud digna y agresiva.

Así que siguiendo casi pusilánimemente su guión, me dispuse a invitar de forma ligera y casi de paso al susodicho a un fin de semana de libertad. Evidentemente el impacto en él fue, dejémoslo en sorpresivo, por lo que además de tardar en reaccionar, tartamudear virtualmente y preguntarse qué pasada y quién me había poseído no fue capaz de sobreseer una propuesta de tal calibre; y sin deletrear un no, ni buscar una excusa creíble, dejó la propuesta en el aire.

Sin saber que el viento se deshace de las propuestas que simplemente buscan un poco de dignidad agresiva, y que las noches que quedaron en “no”, ahora sí se transformaron en nunca.