lunes, mayo 05, 2008

Diario



Empiezo a escribir sin saber a dónde me lleva esto. Sólo sé que no puedo dejar de pensar en ti. La primera vez que te vi me fijé en tus ojos y estuve observándote mucho tiempo, estábamos jugando al party y yo estaba muy cerca de la chimenea, no sé porqué pero me caías bien sin saber de ti.


Después me contaron cosas sobre ti, como que había una chica con la que tenías algo y por eso dejé de mirarte.

Hasta abril no volví a verte y sólo se que cuando mi amiga me dijo que te tenía en el Messenger quise hablar contigo.

Pensé que le gustabas a mi amiga, no quise decirle nada, pero fueron pasando los días y cada vez tenía más ganas de hablar contigo, pensaba en llegar a casa y encontrarte conectado… entonces no sentía ni pensaba nada, sólo era lo que estaba pasando.

Le pedí a mi amiga que fuéramos a tu cumpleaños, no sabía lo que me pasaba, pero verte era la prueba de fuego para algo, a lo que aún no sé poner nombre. Estaba casi segura de que habían sido cosas mías…

Pero cuando te vi, sentí un cosquilleo en el estómago, estaba contenta, me gustaba estar a tu lado, me daba vergüenza mirarte pero quería grabar en mi cabeza cada detalle de tu rostro, quería poder imaginarte cuando no te tuviera enfrente. El jueves estuve tan nerviosa que no disfruté los momentos a tu lado, no sabía qué me pasaba si es que me pasaba algo; cuando no estabas te buscaba con la mirada hasta encontrarte, cuando me pediste un abrazo hubiera querido que el resto de gente desapareciera, pero estaba tan nerviosa que ya no me atrevía a mirarte. Cuando bailamos me temblaba todo y me daba mucha vergüenza y me sentía observada y otra vez me hubiera gustado que estuviéramos solos.

Te di la pulsera de la suerte y pensé que me arrepentiría, pasé todo el camino pensando si había hecho bien dándote eso, para mí era importante pero quería que la tuvieras tú, aunque no sabía si para ti era importante.

Cuando nos fuimos no dejé de mirar las fotos, no me importaba que saliéramos mal, había grabado en mi mente hasta el último detalle de tu cara, de tus manos… y sólo pensaba en volver a verte.

En tres días no he sabido lo que sentía, y ahora creo que me gustas, tengo un nudo en el estómago pero estoy contenta, aunque a la vez hay un latiguillo en mi cabeza que tiene luces de peligro, creo que tengo miedo, nunca he sentido esto y estoy acostumbrada a controlarlo todo.

No sé qué pasa en mí y tampoco si es lo mismo que te pasa a ti, pero ojala que sí. Lo único que sé ahora es que hace años que nadie me daba fuerza para escribir y eso, aunque tú no lo sepas todavía, me dice mucho.

A lo mejor algún día leas esto, si es así… creo que seré feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ays, qué cosas más bonitas dices.
Encantado de verte de nuevo por la facultad. Un beso y hasta septiembre.