martes, marzo 27, 2007



Llevo días soñando con sus manos, supongo que porque fueron ellas las que me hicieron reparar en él. Hace mucho tiempo de eso, pero puedo recordarlo como si hubiera ocurrido ayer.

Era temprano y todos estaban de fiesta cuando yo llegué, yo estaba recién levantada y con ganas de recuperar toda la fiesta que me había perdido por la noche… tenía 15 años y aún no sabía que aquel día iba a suponer tantas cosas en el resto de mi vida.

Estaba sentada esperando que llegaran mis amigas cuando me fijé en una mano apoyada en el bordillo de la acera, desde donde yo estaba no podía ver a su dueño… pero era una mano diferente, imaginé la historia de aquella mano, la vida de su dueño y tuve tantos deseos de tocarla que lo hice. Me senté en la acera mirando al frente y como quien no quiere la cosa rocé con mi mano su mano, y tal y como había imaginado, no era una mano suave, era una mano que me estremeció… y tras tocarla me crucé con los ojos de su dueño…

Y entonces fue como darme cuenta de que la historia que había imaginado para aquella mano era real, y deseé con todas mis fuerzas coger esa mano con la mía y no soltarla nunca.

Ahora la echo de menos…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay más manos en el mundo, gracias a Dios.
Un beso.

Anónimo dijo...

Una cosa es que la gente piense que soy medio tonto y no entiendo los relatos, además de tener un humor excéntrico (eso decían de Chaplin y de Groucho, y quedo mejor que diciendo "raro"), pero de ahí a que a la gente se le quiten las ganas de comentar, malo.
¡Actualizaaa!
Un beso.